Desintoxica tu vida: Comienza hoy a eliminar los microplásticos de tu cuerpo
Cómo microplásticos y nanoplásticos interfieren en tu salud

Durante años, la amenaza de los plásticos parecía una preocupación lejana: bolsas en el mar, envases flotando en ríos, animales con el estómago lleno de tapitas. Pero hoy sabemos que el plástico no se queda afuera: vive dentro de nosotros.
¿qué son los microplásticos y los nanoplásticos?
Son trozos muy pequeños de plástico. Se llama microplásticos a aquellos que miden entre 5 mm y 1 µm son consumidos por la fauna marina y atraviesan fácilmente el tracto digestivo humano. Los Nanoplásticos son aún más pequeños y miden menos de 1 µm. Su tamaño permite atravesar membranas, llegar al torrente sanguíneo e incluso cruzar la barrera hematoencefálica o la placenta.
Los micro- y nanoplásticos (MNP) se han detectado en órganos vitales, fluidos reproductivos, cerebro, hígado y vasos sanguíneos ([2], [10], [11], [12]). Y no llegan solos: actúan como taxis de compuestos químicos que imitan nuestras propias hormonas, alterando funciones metabólicas, tiroideas, sexuales y neurológicas ([3], [4], [5], [7], [8]).
Frente a este escenario, podríamos resignarnos. Pero la ciencia dice otra cosa: hay estrategias, prácticas, decisiones cotidianas y políticas posibles para reducir nuestra carga interna de plástico.
¿Como entran los MNP a nuestro organismo?
Tenemos 4 vías principales:
1. Ingestión (por alimentos y bebidas)
Esta es la vía de exposición más importante en personas sanas.
- Se ha encontrado que el agua embotellada contiene desde decenas hasta cientos de miles de partículas por litro, dependiendo de la marca, el tipo de botella y si ha sido reutilizada o expuesta al calor ([1], [16]).
- Bolsitas de té hechas con nailon o PET liberan hasta 11 mil millones de partículas por taza cuando se sumergen en agua caliente ([1]).
- Pescados, mariscos, sal de mesa, miel, cerveza, leche y muchos productos procesados también contienen microplásticos, principalmente por contaminación en la cadena alimentaria y envases plásticos.
Estudio clave: Según un estudio publicado en Environmental Science & Technology, los adultos que beben exclusivamente agua embotellada pueden ingerir más de 1 millón de partículas de plástico al año ([1]).
2. Inhalación (por el aire y el polvo)
Los MP también flotan en el aire, especialmente en interiores, y los respiramos sin notarlo.
- Provienen de fibras textiles (ropa, alfombras, cortinas), abrasión de neumáticos, plásticos en degradación y polvo ambiental.
- Un estudio mostró que adultos urbanos inhalan entre 26 y 130 partículas plásticas al día, y que en casas con muchas telas sintéticas este número puede llegar hasta 272 partículas diarias ([1]).
¿Por qué es preocupante? Estas partículas pueden quedar atrapadas en los pulmones, o pasar al torrente sanguíneo si son lo suficientemente pequeñas (NP), generando inflamación crónica.
3. Vía transplacentaria (de madre a feto)
Los estudios más recientes han confirmado que los MNP pueden atravesar la placenta y llegar al feto.
- En 2024, un estudio publicado en Environmental Pollution encontró partículas de 5–10 µm en el 100 % de las placentas y meconios analizados ([2]).
- Esto sugiere que la exposición comienza incluso antes del nacimiento, lo que plantea preocupaciones sobre el neurodesarrollo, la función inmune y la salud metabólica a largo plazo.
4. Absorción dérmica (a través de la piel)
Aunque en menor medida, la piel también puede ser una vía de entrada para los MNP, especialmente:
- A través de cosméticos con microesferas, como exfoliantes, pastas dentales, maquillajes con brillos plásticos, etc.
- Mediante el uso prolongado de ropa deportiva sintética húmeda, especialmente en condiciones de calor y sudor, que puede facilitar la absorción cutánea o ingreso a través de heridas o poros abiertos.
Buena noticia: Esta es la vía más evitable, simplemente usando cosméticos certificados como “microbead-free” y prefiriendo ropa de algodón o fibras naturales cuando sea posible.
Plásticos que imitan nuestras hormonas
Muchos plásticos no solo contaminan el medioambiente, sino también nuestro cuerpo. Algunos de sus componentes químicos pueden alterar el funcionamiento normal de nuestras hormonas, actuando como "disruptores endocrinos". Es decir, se comportan como si fueran nuestras propias hormonas o interfieren con ellas, confundiendo al cuerpo y provocando desequilibrios.
Uno de los más conocidos es el bisfenol A (BPA). Esta sustancia se encuentra en muchos plásticos y puede unirse a los receptores de estrógeno del cuerpo (llamados ERα/β y GPER1), imitando al estrógeno natural, el 17-β-estradiol. Lo hace uniéndose a partes específicas de estos receptores (llamadas Glu-353 y Arg-394), lo que activa reacciones hormonales que no deberían ocurrir ([3], [4]). Este comportamiento se ha relacionado con problemas como la pubertad precoz y ciertos tipos de cáncer que dependen de hormonas, como el de mama o de próstata.
Otro grupo de sustancias, llamados ftalatos (por ejemplo, DEHP), también afectan el sistema hormonal, pero de otra manera. Tienen un doble efecto: bloquean las hormonas masculinas (los andrógenos) al interferir con sus receptores (receptores AR) y, al mismo tiempo, activan otros receptores llamados PPARγ, que están involucrados en cómo el cuerpo almacena grasa ([5], [6]). Este tipo de alteración reduce la testosterona y favorece la acumulación de grasa, lo que está relacionado con infertilidad en los hombres y obesidad.
Además, algunos químicos que se usan para hacer los plásticos más resistentes al fuego, conocidos como retardantes de llama (PBDE), también interfieren con el sistema endocrino. En concreto, afectan la función de la tiroides, porque compiten con la hormona tiroxina (la hormona tiroidea principal) por unirse a las proteínas que la transportan (TTR) y a sus receptores (TRβ) ([7]). Este tipo de interferencia puede provocar hipotiroidismo subclínico y problemas en el desarrollo del cerebro, especialmente en niños.
Por último, los nanoplásticos más pequeños, como los de poliestireno (PS) y tereftalato de polietileno (PET), pueden llegar hasta el hígado, donde activan ciertas rutas metabólicas que estimulan la acumulación de grasa (a través del receptor PPARγ) y dañan las mitocondrias, que son las "fábricas de energía" de las células ([8], [9]). Esto contribuye al desarrollo de hígado graso no alcohólico (también llamado MASLD) y puede aumentar la resistencia a la insulina, un factor clave en la aparición de diabetes tipo 2.
Enfermedades asociadas a los microplásticos y nanoplásticos
Hoy sabemos que estos plásticos microscópicos están presentes en tejidos y fluidos humanos y que no son inofensivos. La ciencia está encontrando cada vez más vínculos entre su presencia y distintas enfermedades.
Un estudio reciente encontró microplásticos en el 69 % de los líquidos foliculares femeninos (que rodean al óvulo) y en el 55 % del semen analizado. Además, se observó que cuando hay más carga plástica —especialmente poliestireno y teflón— la movilidad y cantidad de espermatozoides disminuye, lo cual afecta directamente la fertilidad ([10]).
También se ha descubierto su impacto en el corazón y el sistema circulatorio: tener microplásticos en las arterias del cuello (placas carotídeas) multiplica por 4,5 el riesgo de infarto o muerte cardiovascular en solo tres años ([11]).
En cuanto al cerebro, los hallazgos son igualmente preocupantes. Investigadores detectaron hasta 4.917 microgramos por gramo (µg/g) de polietileno en cerebros humanos analizados tras la muerte. Lo más alarmante fue que quienes tenían diagnóstico de demencia presentaban 10 veces más carga plástica que los demás ([12], [13]).
Los plásticos también dañan el metabolismo. Estudios en animales han mostrado que exponerse a nanoplásticos mientras se consume una dieta rica en grasa empeora la acumulación de grasa en el hígado, debido a que se activan vías de almacenamiento de grasa como la del receptor PPARγ ([8], [14]). Este proceso está relacionado con hígado graso y obesidad persistente.
Y finalmente, incluso el intestino se ve afectado. Personas que sufren enfermedad inflamatoria intestinal (EII)eliminan en sus heces un 50 % más de microplásticos que las personas sanas, especialmente de materiales como PET (plástico de botellas) y poliamida (usada en textiles), lo que sugiere una alteración en la barrera intestinal y un aumento de la carga plástica en esos pacientes ([15]).
Aceite y plástico: una combinación peligrosa para tu salud hormonal
Pocas personas lo saben, pero guardar aceites vegetales en envases de plástico es una de las formas más silenciosas de contaminar nuestro cuerpo con disruptores hormonales.
¿Por qué? Porque el aceite es un disolvente natural de compuestos lipofílicos, es decir, sustancias que se disuelven fácilmente en grasa. Muchos de los aditivos que se usan para fabricar plásticos —como bisfenoles, ftalatos y alquilfenoles— son precisamente lipofílicos. Esto significa que, cuando el aceite está en contacto prolongado con plástico (y aún más si se expone al calor o a la luz), estas sustancias tóxicas se desprenden del envase y se disuelven en el aceite.
Una vez ingeridas, estas toxinas pueden imitar o bloquear nuestras hormonas naturales, especialmente las sexuales (estrógeno, testosterona), tiroideas y metabólicas. Como ya se ha descrito en estudios previos, esto se relaciona con enfermedades como infertilidad, obesidad, hígado graso, alteraciones tiroideas e incluso ciertos tipos de cáncer([3], [4], [5], [7], [8]).
¿Qué dice la ciencia?
- Un estudio publicado en Food and Chemical Toxicology mostró que el aceite vegetal almacenado en PET (plástico transparente) durante solo unas semanas contenía trazas detectables de ftalatos y BPA incluso en condiciones normales de almacenamiento (sin calor añadido).
- Otra investigación en Environmental Health Perspectives señaló que la migración de bisfenoles desde envases plásticos a aceites es mucho más alta que a líquidos acuosos, debido a su afinidad química con las grasas.
Además, en países cálidos o con cadenas logísticas largas (como transportes prolongados o exposición al sol en góndolas), la migración química se acelera. Y esto es especialmente preocupante porque el aceite suele usarse en crudo, sin cocción, lo que evita la degradación térmica de esos compuestos tóxicos y facilita su absorción intestinal.
¿Qué aceites presentan más riesgo?
- Aceite de girasol, maíz, canola o soja en botellas PET (plástico duro transparente).
- Aceites refinados que están mucho tiempo en góndolas, bajo luz directa o en climas calurosos.
- Aceites embotellados en plásticos de colores opacos (que dificultan la inspección del contenido) pero igualmente permeables.
¿Qué puedes hacer?
- Prefiere aceites en envases de vidrio oscuro (ámbar o verde), que protegen de la luz y no liberan sustancias hormonales.
- Evita comprar aceites que hayan estado expuestos al sol o al calor, incluso si están sellados.
- Si compras aceite a granel, lleva tu propio recipiente de vidrio limpio.
- No reutilices botellas plásticas para guardar aceite, aunque sean de “alta calidad”.
Recuerda: El aceite es un alimento graso y potente... pero también una esponja química si se mezcla con plásticos.
Como persona y como paciente informado: cinco pasos que sí marcan la diferencia
a) El agua que tomas importa más de lo que imaginas.
Tal como vimos, el agua embotellada es una de las mayores fuentes de exposición plástica: puede contener desde decenas hasta cientos de miles de partículas por litro, especialmente si la botella ha sido expuesta al calor o reutilizada ([1], [16]). Estudios como el publicado en Science of the Total Environment muestran que los sistemas de ósmosis inversa y nanofiltración eliminan más del 90 % de los MNP del agua doméstica ([16]).
✅ Solución: Instala un sistema de filtrado avanzado con posfiltro remineralizante. Evita el agua en botellas de plástico. Usa botellas de vidrio o acero.
b) Cocina sin plástico, calienta sin tóxicos.
El calor acelera la migración de compuestos como el BPA, BPS y ftalatos desde envases a los alimentos. Esto incluye microondas, termos de plástico, tapas de café y hasta bolsas para infusiones ([3], [6]).
¿Congelar o calentar en plástico? ¿Qué es más riesgoso?
Congelar alimentos en recipientes plásticos no genera migración significativa de tóxicos por sí sola… pero hay matices importantes:
- A bajas temperaturas, el movimiento molecular del plástico disminuye, por lo que la liberación de aditivos como bisfenoles o ftalatos es mínima.
- Sin embargo, algunos plásticos se degradan estructuralmente con el tiempo al congelarse y descongelarse repetidamente, generando microfisuras que pueden liberar partículas microscópicas de polímero.
- Si además el mismo recipiente se usa luego para calentar, el riesgo se multiplica.
Un estudio publicado en Environmental Pollution (2021) mostró que los recipientes plásticos, especialmente de polipropileno o PET, liberan microplásticos al ser sometidos a ciclos de congelación y descongelado, especialmente si después se calientan.
También es importante saber que algunos plásticos no están diseñados para congelarse. Si el recipiente no dice “freezer safe” o si tiene el símbolo de reciclaje n.º 1 (PET), es mejor evitarlo.
Calentar en plástico: mucho peor
Esto sí es un riesgo mayor, ampliamente documentado:
- El calor acelera la lixiviación de compuestos químicos como BPA, BPS, ftalatos y otros plastificantes hacia los alimentos, especialmente si son grasos o ácidos (como sopas, caldos o salsas).
- El microondas genera puntos calientes y gradientes de temperatura que dañan el polímero y aumentan la migración.
- Incluso los plásticos etiquetados como "aptos para microondas" pueden liberar disruptores endocrinos. Un estudio publicado en Toxics (2022) detectó BPA y BPS en alimentos calentados en envases rotulados como “BPA-free” (Fuente).
En 2011, la American Academy of Pediatrics ya alertaba que nunca se debe calentar comida en plástico, ni siquiera en biberones libres de BPA, porque los sustitutos usados (como BPS) tienen efectos similares o peores.
Entonces, ¿qué es peor?
Calentar es mucho más riesgoso que congelar.
Pero lo ideal es evitar ambos en plásticos comunes y aplicar estos principios:
Buenas prácticas: qué hacer en casa
Acción
Recomendado
Congelar comida
En recipientes de vidrio.
Calentar comida
Siempre en vidrio, cerámica o acero inoxidable. Nunca en plástico, aunque diga “microondas safe”.
Descongelar alimentos
Mejor hacerlo en la nevera o en baño maría. Evita pasar del congelador al microondas directo.
Recipientes plásticos viejos
No reutilizarlos para calor ni congelación. Los daños físicos aumentan la liberación de tóxicos.
✅ Solución: Usa vidrio o acero inoxidable para guardar y calentar alimentos. Opta por teteras clásicas y filtros de algodón o acero para infusiones.
c) Limpia el aire de tu casa (no es exageración).
Un estudio reciente estimó entre 26 y 130 partículas plásticas inhaladas por día en adultos, con picos de 272 partículas en hogares con muchas telas sintéticas ([1]). Las fibras textiles, el polvo y el roce de objetos sintéticos generan un “aerosol plástico” invisible pero respirable.
✅ Solución: Usa textiles naturales, ventila 2–3 veces al día sin corrientes bruscas, aspira con filtro HEPA y pasa paños húmedos en vez de escobas o plumeros.
d) Usa la fibra de los alimentos como escoba interna.
Los alimentos ricos en fibra dietética aceleran el tránsito intestinal, lo que aumenta la eliminación fecal de microplásticos. Una revisión publicada en Science of the Total Environment reportó un promedio de 3,5 partículas por gramo de heces en personas con tránsito regular, en comparación con cargas mayores en quienes consumen dietas ultraprocesadas ([17]).
✅ Solución: consume alimentos ricos en fibra como frutas con piel, semillas, algas (como wakame o espirulina). También puedes suplementarte con Psyllium. Complementa con prebióticos naturales como el almidón resistente (arroz o patatas enfriadas) o inulina (achicoria, cebolla, ajo).
e) Microbios que protegen: probióticos y microalgas
Ciertos probióticos —como Lactobacillus plantarum DT-88— pueden “secuestrar” nanoplásticos y aumentar su excreción en las heces, además de reducir inflamación intestinal, como demostró un estudio en Frontiers in Microbiology ([19]). Por otro lado, las microalgas Chlorella vulgaris demostraron eliminar hasta 84 % de microplásticos de polietileno en solución acuosa ([18]).
✅ Solución: Consume fermentados caseros (kéfir, yogur sin azúcar, chucrut) y suplementos multicepa de al menos 10¹⁰ UFC/día. Prueba ciclos de Chlorella por 8 a 12 semanas, siempre con seguimiento clínico. Es mejor preguntar a tu médico integrativo antes de iniciar un tratamiento sin supervisión.
Como profesional de la salud o como paciente en consulta
La carga interna de microplásticos ya tiene consecuencias clínicas documentadas:
- La infertilidad masculina y femenina muestra correlación directa con la presencia de MNP en semen y líquido folicular ([10]).
- El hallazgo de poliestireno y polietileno en cerebro humano se asocia a deterioro cognitivo y demencia ([12], [13]).
- Las placas arteriales con contenido plástico predicen 4,5 veces más riesgo de infarto en tres años ([11]).
- El hígado graso, la obesidad resistente a dieta y los síndromes metabólicos se agravan con activación de receptores lipogénicos por nanoplásticos ([8], [14]).
Recomendación:
Pregúntate sobre la exposición a plásticos: cantidad de agua embotellada consumida, uso de recipientes plásticos calientes, nivel de contacto con polvo doméstico o textiles sintéticos. Solicita a tu médico integrativo un perfil hormonal completo, pruebas hepáticas, función tiroidea y estudio de microbiota si eres un paciente con síntomas persistentes o idiopáticos.
Además, puedes plantearte un protocolo de desintoxicación que incluya:
- Intervenciones alimentarias (fibra + prebióticos + antioxidantes).
- Soporte hepático con plantas y micronutrientes.
- Evaluación del uso experimental de suplementos adsorbentes como Chlorella, zeolitas o silicio orgánico, bajo evidencia y siempre con supervisión.
- En casos extremos, la aferesis terapéutica, aún en etapa experimental, ha logrado eliminar huellas plásticas del plasma en 21 pacientes con enfermedades cardiovasculares ([20]).
Como sociedad, familia y comunidad: esto también es tuyo
Nadie puede aislarse por completo. Por eso también es necesaria la acción colectiva. Los MNP son un problema ambiental, sí, pero también un problema estructural de salud pública.
Acciones urgentes que podemos exigir como ciudadanos:
- Regulaciones más estrictas sobre aditivos plásticos disruptores: BPA, BPS, BPF, ftalatos, retardantes de llama, etc. No basta con reemplazos químicos si no se evalúa su seguridad endocrina.
- Etiquetado claro, sin marketing engañoso: si un producto dice “BPA-free”, debe demostrarlo.
- Revisión del impacto de neumáticos y textiles como principales fuentes de polvo plástico en ciudades. Las partículas derivadas del caucho sintético están entre las más peligrosas al ser inhaladas y persistentes ([1]).
- Financiamiento público para investigación independiente sobre alternativas biodegradables, nuevos materiales, métodos de filtrado doméstico, y biomarcadores de exposición.
- Educación ambiental y corporal desde las escuelas: que las nuevas generaciones comprendan que su cuerpo también es un ecosistema, vulnerable pero resiliente.
En resumen: el cuerpo no olvida lo que respira, bebe y toca. Pero también sabe sanar.
No se trata de volver a las cavernas ni de obsesionarse. Se trata de tomar decisiones conscientes. El plástico está en todos lados, sí. Pero eso no significa que debamos rendirnos.
Cada acción cuenta:
– cada botella de vidrio que eliges,
– cada comida sin film plástico,
– cada litro de agua filtrada,
– cada decisión informada que tomas en el consultorio o en casa.
Tu cuerpo agradece. Tu salud hormonal también.
Menos plástico. Más defensa biológica. Más verdad científica. Más vida.
[1]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8416353/A Review of Human Exposure to Microplastics and Insights Into ..."
[2]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11186737/ "Impact of Microplastics on Pregnancy and Fetal Development"
[3]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC8431471/ "Elucidation of Agonist and Antagonist Dynamic Binding Patterns in ..."
[4]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC4370859/ "The Molecular Mechanism of Bisphenol A (BPA) as an Endocrine ..."
[5]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3123382/ "In Utero Exposure to the Antiandrogen Di-(2-Ethylhexyl) Phthalate ..."
[6]: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/ Di-(2-ethylhexyl) phthalate substitutes accelerate human ..."
[7]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC4829976/ "Polybrominated Diphenyl Ether Exposure and Thyroid Function ..."
[8]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC12210384/"Polystyrene Nanoplastics Exacerbate HFD-induced MASLD by ..."
[9]: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/"Nanoplastics disrupt hepatic lipid metabolism via the inhibition of ..."
[10]: https://nypost.com/2025/07/01/health/new-microplastics-discovery-sparking-fertility-concerns/ "Plastic in your privates: New microplastics discovery sparking fertility concerns"
[11]: https://www.health.harvard.edu/heart-health/microplastics-in-arteries-linked-to-heart-disease-risk/"Microplastics in arteries linked to heart disease risk - Harvard Health"
[12]: https://www.nature.com/articles/s41591-024-03453-1?/"Bioaccumulation of microplastics in decedent human brains - Nature"
[13]: https://www.cbsnews.com/news/microplastics-human-brains-study/"Study finds high levels of microplastics in human brains that appear ..."
[14]: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC3116997/"Minireview: PPARγ as the Target of Obesogens - PMC"
[15]: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969724063848/"Micro- and nano-plastics, intestinal inflammation, and inflammatory ..."
[16]: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S266644532400045X/"Effectiveness of membrane technologies in removing emerging ..."
[17]: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969724059813/ "Assessment of microplastics in human stool: A pilot study ..."
[18]: https://www.nature.com/articles/s41598-024-84114-8/"Removal of microplastics by algal biomass from aqueous solutions"
[19]: https://www.frontiersin.org/journals/microbiology/articles/10.3389/fmicb.2024.1522794/"Novel probiotics adsorbing and excreting microplastics in vivo show ..."
[20]: https://nypost.com/2025/07/05/health/this-blood-filter-may-flush-microplastics-from-our-bodies/"Microplastics could be removed from our bodies with blood filtering technique"
Dejar un comentario
Contáctenos
Le responderemos tan pronto como sea posible.
Inténtelo de nuevo más tarde.
